Es un tipo de entrenamiento cuya práctica resulta sencilla y asequible a cualquier tipo de corredor, siempre que tenga una playa cerca que por las condiciones de su orilla y oleaje lo permitan.
Esta manera de correr tiene sus características propias y por eso aporta ciertas ventajas respecto a las carreras en seco. Para practicarla sólo tienes que calzarte unas zapatillas cómodas (aunque también se puede hacer descalzo, cosa que no recomiendo) y buscar la playa apropiada.
Según el carácter que se le quiera dar al entrenamiento usaremos más o menos profundidad de agua, desde una mejora de la técnica, más fuerza e impulso de la pisada, mas velocidad, con la resistencia extra que ofrece el agua respecto al aire y haciendo disminuir en un 20 - 30% el impacto en las articulaciones.
Muchos corredores lo incluyen dentro de su plan de entrenamiento y yo lo recomiendo por ser unas sesiones bastante divertidas y refrescantes, siendo a la vez muy útiles en la pretemporada.
Beneficios:
- Ayuda en la recuperación y prevención de lesiones.
- Mejora de la técnica de carrera.
- Apropiado para los meses en los que aprieta el calor.
- Trabajo del tren inferior más intenso por la resistencia del agua.
- Importante trabajo del tren superior para mejorar o endurecer los desplazamientos.
- Mayor equilibrio tren inferior/tren superior.
- Trabajo involuntario de la zona del tronco (abdominales) más intenso.
- Menor violencia de la fase de impacto con el suelo.
- Ofrece una innovadora variedad de entrenamiento.
- Poco material necesario.
- Gran implicación muscular de todos los grupos musculares (abductores, abdominales, etc...)
- - ¡Y además estas en la playa tomando el sol y te puedes dar el correspondiente bañito!
Os recuerdo que al terminar siempre se corre unos 10 minutos en terreno duro para aplicar el trabajo y soltar los músculos.
Bueno, a empezar. Ya nos vemos corriendo por el agua.
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